1. AHA (Ácidos Alfa-Hidroxi)

Ejemplos: Ácido glicólico, ácido láctico, ácido mandélico.

Beneficios:

• Hidratan profundamente.

• Mejoran la textura de la piel.

• Reducen manchas y líneas finas.

• Estimulan la producción de colágeno.

Ideal para: Piel seca, normal o con signos de envejecimiento o daño solar.

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2. BHA (Ácido Beta-Hidroxi)

Ejemplo: Ácido salicílico.

Beneficios:

• Limpian profundamente los poros.

• Reducen puntos negros, espinillas y brotes de acné.

• Regulan la producción de grasa.

• Tienen propiedades antiinflamatorias.

Ideal para: Piel grasa, mixta o con tendencia acneica.

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3. PHA (Ácidos Poli-Hidroxi)

Ejemplos: Gluconolactona, ácido lactobiónico.

Beneficios:

• Exfoliación suave y delicada.

• Mantienen la piel hidratada y protegida.

• Aptos para piel sensible o reactiva.

• Mejoran el tono sin irritar.

Ideal para: Piel sensible, seca o delicada que no tolera otros exfoliantes.

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¿Cómo combinarlos correctamente?

• No mezcles muchos ácidos al mismo tiempo: Alterná su uso o utilízalos en días distintos para evitar irritaciones.

• Siempre usá protección solar: Los ácidos pueden sensibilizar la piel al sol. Aplicá protector solar diariamente.

• Comenzá de a poco: Si recién empezás, usá ácidos de forma gradual (1-2 veces por semana) y aumentá lentamente la frecuencia.

• Hidratá tu piel después: Asegurate de usar una buena crema hidratante tras aplicar ácidos para calmar la piel y prevenir resequedad.

Rutina recomendada según tu tipo de piel

• Piel seca: Utilizá AHA suaves como ácido láctico o mandélico 2-3 veces por semana.

• Piel grasa o acneica: Incorporá ácido salicílico (BHA) 3-4 veces por semana.

• Piel sensible: Optá por PHA como la gluconolactona 2-3 veces por semana.

¡Ahora ya sabés todo lo necesario para incorporar ácidos a tu rutina de skincare y lucir una piel radiante y saludable!